3 patatas grandes (1 kg) peladas y troceadas
1 cebolla pequeña picada
400 g de salmón rosa, escurrido y desmenuzado
1 cucharada de perejil fresco picado
2 cucharadas de ralladura de limón
1/4 taza de zumo de limón
1 cucharada de vinagre
1 huevo poco batido
pimienta recién molida
60 g de queso Camembert cortado en dados
1/4 taza de harina blanca
pimienta molida adicional
2 huevos adicionales
1 -1 1/2 tazas de pan blanco rallado
aceite para freír
Cueza las patatas en abundante agua hirviendo hasta que estén tiernas, escúrralas y hágalas puré.
Póngalas en un cuenco grande y añada la cebolla, el salmón, el perejil, la ralladura y el zumo de limón, el vinagre, el
huevo y pimienta a gusto.
Mézclelo todo bien.
Divida la mezcla en 16 porciones iguales y forme con ella croquetas de 7 cm de largo, introduciendo un dado de camembert
en cada una de ellas.
Mezcle la harina y la pimienta en una hoja de papel encerado y reboce con ella las croquetas, elimando el exceso.
Bañe las croquetas en el huevo batido adicional y, finalmente, páselas por el pan rallado, eliminando siempre la cantidad
sobrante.
Guárdelas en la nevera, tapadas, durante 3 horas.
Caliente el aceite en una sartén honda y de fondo pesado.
Coloque con cuidado las croquetas por tandas en el aceite a una temperatura moderada y fríalas 5 minutos o hasta que queden
doradas.
Extraígalas de la sartén cuidadosamente con la ayuda de una espumadera y deje que se escurran en papel absorbente.
Manténgalas calientes y sírvalas como entrante, acompañamiento con una ensalada u hortalizas.
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