- 40 gambas hermosas.
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
- 8 dientes de ajo.
- El zumo de un limón.
- Una pizca de mantequilla.
- 2 cucharadas de perejil picado y sal.
En primer lugar, se pican los dientes de ajo.
A continuación, se pelan las colas de las gambas, dejándolas unidas a la cabeza, para, una vez cocinadas, poder rechupetearlas
Se retira, en la medida de lo posible, el intestino que las atraviesa a lo largo de la cola, con ayuda de un cuchillo afilado,
practicándoles una ligera incisión para dejarlo al descubierto, y se sazonan bien. En una sartén grande, en la que quepan
todas o al menos en dos o tres tandas, se echa el aceite de oliva y se acerca a fuego fuerte. En cuanto adquiera temperatura,
añadir las gambas. Éstas se saltean de forma que se doren razonablemente y la cabeza también se tueste (para ello serán necesarios
al menos 20 segundos por cada cara, dependiendo de la intensidad del fuego y el grosor del marisco).
Cuando las gambas estén doradas y haya pasado el tiempo indicado, se añade el ajo picado y se dan unas vueltas, de forma que
se empapen de su aroma. A continuación, se añade el zumo de limón y se deja reducir al fuego unos segundos.
Finalmente, se dan unas vueltas rápidas, se añade la mantequilla y se deja que las gambas queden brillantes y apetecibles.
Se dan unas vueltas más para que se empapen bien las colas y las cabezas, se espolvorea el perejil, se rectifica el sazonamiento
y se sirven.
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